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domingo, noviembre 27, 2005

Perder la cabeza entre la razón práctica y la técnica


El Dr. Juan Ramón Muñoz–Torres, profesor de la Universidad Complutense de Madrid propone una reflexión sobre la compleja simbiosis que cruza el uso de las tecnologías entre la razón práctica (actuar) y la técnica (hacer), la cual produce complejos desequilibrios sociales cuando la razón técnica se impone sobre la práctica. Tal como el autor postula: “Los principales problemas que causa el uso de las tecnologías de la información no son de índole técnica, sino práctica”.

Finalmente concluye que “para hacerse preguntas, es preciso estar mentalmente dispuesto, es decir, dejar margen para la reflexión. Y esto es difícil de conseguir cuando estamos atrapados por la fascinación de los artefactos técnicos”. Aquí la curiosa introducción de este ensayo:

Quisiera empezar mi intervención con un relato ficticio, cuyos autores utilizan para ilustrar la contraposición entre visión amplia y visión estrecha. La historia dice así: Supongamos que en un país ha habido una revolución. Los revolucionarios necesitan demostrar de una manera gráfica que el antiguo régimen está definitivamente liquidado. Para ello eligen tres de sus representantes, con la idea de ejecutarlos públicamente en la guillotina: un sacerdote, un médico y un ingeniero. Los elegidos no serán ejecutados ordinariamente, sino que yacerán boca arriba de modo que vean caer la hoja de la guillotina sobre sus cabezas. El primero en ser ejecutado será el sacerdote. Lo colocan, cortan la cuerda y cae la hoja; pero se detiene súbitamente a veinte centímetros del cuello de éste. Los revolucionarios están confundidos. “¿Cómo es posible?” –se preguntan–. Imaginan que se trata de un mensaje divino. “El sacerdote es un hombre de Dios” –murmuran–. Deciden, en consecuencia, retirar al sacerdote. El siguiente será el doctor. Cortan la cuerda y de nuevo la hoja se detiene a veinte centímetros del cuello del médico. Los revolucionarios están asombrados. Quizá –deliberan– es porque el doctor se dedica a curar, por lo que se les está dando otro mensaje. Deciden salvar también al médico. Finalmente es el turno del ingeniero. Justo cuando están a punto de cortar la cuerda, el ingeniero grita: “Esperen un momento: creo que he visto cuál es el fallo”. Pues bien, el ingeniero representa la visión estrecha....(continuar aquí)