¿La dictadura de las tecnologías o el hombre (tonto) que no se hace responsable?
“Ciborg es la abreviatura de de organismo cibernético o ciberorganismo, término acuñado por Manfred Clynes y Nathan kline, y popularizado por el inventor de la cibernética, Norbert Wiener, para designar una mezcla de componentes humanos y sintéticos. Para muchos la palabra y todo lo que evoca es una visión fría, mecánica y deshumanizada, la amarga victoria final de la tecnofilia, a expensas de lo propiamente humano” (texto extraído de Smart Mobs de Howard Rheingold).
Cansado de las amenazas de una posible “dictadura de las tecnologías”, sin entender por qué muchas veces la academia se demora tanto en poner sobre la mesa los temas importantes, hago un llamado público al mundo académico-científico a consolidar nuevos avances en el estudio de la interacción persona máquina (HCI), especialmente considerando los enormes volúmenes de información que diariamente debemos procesar, a través de estas tecnologías interactivas (ver estudio).
Un claro ejemplo del creciente consumo que hacemos de Internet, muy por sobre otros medios de comunicación, se puede ver en el Estudio de Consumo de Medios en Europa, que plantea que la gente [que vive en Europa] afirma ver menos televisión, leer menos y hablar menos por teléfono como resultado de estar más tiempo conectado a Internet”, donde cerca del 40% de la población está conectado a la red más de 6 horas diarias.
¿Qué cosas estamos dejando de hacer en todas esas horas que invertimos navegando? ¿Qué debiese mejorar en la interacción persona-máquina, para que nuestro diario vivir sea más agradable y o caigamos en la caricatura burlesca y simplona que Orwell detalló de forma magistral en su trabajo 1984?
Creo que muchas de estas respuestas están en manos de los estudios de interacción persona-máquina, que desafortunadamente NO se desarrollan en América latina.
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