Hoy es un día negro para Internet. Google, hasta ahora tótem del acceso a la información, vendió sus principios. Bajo la tentación de entrar de lleno al mercado chino (cien millones de usuarios), esta compañía –que hasta ayer respetaba por su coherencia- decidió ceder ante las exigencias del gobierno chino y optó por censurar (borrar, esconder, vender, llámesele como quiera) más de mil palabras incómodas como: Derechos Humanos, Tiananmen o Tibet.
Al hacer click en el nuevo logo de Google (o el que se merecen) se puede ver la filosofía que -erróneamente- muchos creímos que esta empresa respetaba.
La culpa no es sólo de
Google, que “sacrificó su moralidad en el altar de los negocios”, sino de quienes creímos que su discurso de acceso a la información era realmente una cuestión más importante que el dinero. Se equivocó Google, pero más nos equivocamos quienes le creímos. Mi mayor sentido pésame para todos nosotros.
(Ver algunos artículos al respecto: Noticiasvarias ; abc.es, lavozdeasturias.es, FaroDeVigo, 5días, laopinióndemalaga).
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