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lunes, enero 22, 2007

Ética Hacker 2.0


La cultura del intercambio abierto,
libre y ubicuo no encaja para nada
con la idea de pay-per-ALL



Acabo de terminar un libro de Contreras (2004)* que hace una aproximación antropológica al submundo de los hackers. Si bien el trabajo me pareció un buen esfuerzo, no deja de ser un primer acercamiento. Quizá el principal valor de este trabajo es que está escrito en español, cuando este tipo de estudios suele ser desarrollado en el reino anglo. En fin, podría decir que he leído mejores cosas al respecto.

Sin embargo, quiero decir que un ejercicio valioso que hace Pau Contreras es integrar los trabajos de varios autores que han estudiado el mundo de los hackers (Levy, Rosteck, Rheingold, Himanen o Moody) al plantear 6 puntos sustantivos que resumen la ética de esta mítica comunidad informática:

  1. Toda información debe ser de libre acceso.
  2. El acceso a los ordenadores (y a todo aquello que nos pueda enseñar algo acerca de cómo funciona el mundo) debe ser ilimitado y total.
  3. Desconfía de la autoridad. Promueve la descentralización.
  4. Un hacker debe ser valorado por sus hacks, es decir, por la calidad de sus diseños y programas, no por criterios falsos y postizos como las titulaciones académicas o sus cargos.
  5. Un hacker puede crear arte y belleza con un ordenador.
  6. Los ordenadores pueden mejorar nuestras vidas.

En una sociedad como la nuestra, que ha llegado a sobrevalorar la información al extremo, estos puntos parecen un especie de decálogo de supervivencia.

A la luz de estas pistas, no es difícil llegar a pensar que la filosofía de la Web 2.0 (de la “arquitectura de la participación”, en la cual el sistema se enriquece mientras más lo utilizan y lo comparten) es una herencia barata de la ética hacker. Cuando digo barata, me refiero a que quienes usan los recursos de otros en el universo de la Web 2.0 no siempre están tan convencidos de esa idea de reciprocidad en la que todos recibimos pero nos toca dar.

Ojalá me equivoque pero mi hipótesis es que pasará la Web 2.0 y la ética hacker seguirá existiendo en algunos rincones ocultos de Internet.

*CONTRERAS, Pau, 2004, Me llamo Kohfam. Una aproximación antropológica a la identidad hacker. Barcelona: Gedisa.

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Link recomendado:
Harvard Business School Working Knowledge