Crowdsourcing en la web social
[tecnofobia: pánico a que los demás piensen que las tecnologías tienen un poder divino]
Aunque parezca increíble, por el hecho de promover el uso de las tecnologías para ciertos usos pedagógicos o sociales, en más de una ocasión me he tenido que enfrentar al inerte argumento de que las máquinas no son mejores que las personas (… ¿!). Tal reduccionismo contestatario, aunque poco motivador, es más abundante de lo que quisiéramos.
Por ejemplo: si una persona dice que le gusta andar en bicicleta o en patines, sería raro que otro se moleste y le enrostre con un tono contestatario que trotar es mucho más natural y ciertamente mejor… Probablemente el primer amigo tomaría sus patines y se iría a otro sito a pasear.
Sé que esto puede ser casi repetitivo, pero algunos necesitan escuchar una y otra vez esta frase para sentirse en paz: las tecnologías no sirven para todo, ni para todos. Pero en algunas situaciones son tremendamente útiles.
Bueno, sorteado el lapsus, que va dirigido a un público muy específico, y que sospecho que no debe leer e-rgonomic, vamos al grano.
Notable me ha parecido la noticia de elpais: la idea del crowdsourcing (outsourcing + crowds) principio que surge como resultado de aprovechar la arquitectura social de la Web 2.0, los crecientes niveles de participación mediatizada, el poder de la inteligencia colectiva (llámese las multitudes inteligentes, el conocimiento de la gente, la arquitectura de la participación o como se quiera, la idea de fondo es la misma: la suma de inteligencias individuales genera un conocimiento colectivo superior a dichas individualidades funcionando de manera separada).
En fin bajo todos estos principios convergentes, el artículo de Bosco y Caldana, explican que el aprovechamiento del saber colectivo se ha convertido en una fuente de ideas y desarrollos para el sector empresarial e incluso para el campo de la experimentación científica.
Detrás de esto no hay milagros ni brujos (digo para esos que odian a los que andan en bici o patines) sino que el mismo principio de una lluvia de ideas o un consejo de ancianos es el que hace que el crowdsourcing funcione: la opinión de todos ayuda a tomar mejores decisiones.
Sin embargo, es verdad que la tecnología que soporta esto no es la web dos punto cero ni ninguna otra. Para que esto funcione se necesita el principio de colaboración de muchos con muchos y eso puede ocurrir perfectamente sin un iphone. Basta con contar con la voluntad de construir de manera cooperativa en la generación de conocimiento, bien sea para contestar una pregunta doméstica o descifrar el ADN. La suma, en este caso, siempre es positiva.
Recomiendo el artículo y el proyecto InnoCentive basado en esta idea.
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